Las paredes de esta habitación
se abren y cierran como portales.
Las paredes de esta habitación
están hechas de hojas de árbol.
El otoño se revela
contra las fuerzas de la luz
y me usa como herramienta:
soy un instrumento,
pedacitos de cuerpos de muñecas
incrustados sin precisión.
Las paredes de esta habitación
están hechas de hojas de árbol.
No sé qué hacer con todo este naranja.
Estuve pensando algún plan para escapar,
una fuga,
construir puertitas escondidas atrás del montón de hojas
y salir corriendo,
llegar a la cuadra del barrio en donde nací,
volver a hacer todo de vuelta.
Un lugar común: empezar de vuelta.
Una historia común: la de todxs,
la de todas las cosas naranjas del mundo.
En fin, estoy atrapada.
Voy a salir, algún día, lo sé.
Pero que nadie me niegue
que cuando logre escapar y llegue a la ciudad,
todo va a estar enredado en la misma dinámica,
la misma desigualdad.
Las paredes de esta habitación
están hechas de hojas de árbol,
y yo voy a seguir siendo un instrumento,
todxs vamos a seguir siendo un instrumento,
cuerpos hechos con partecitas de muñecas incrustadas,
descoloridas,
noventosas.
Y así todo,
somos felices
tomando una birra con amigxs,
escuchando un nuevo disco,
buscando formas
para desarmar estos sistemas
que se ahogan en su propio barro,
y develar
el funcionamiento
de las luchas
entre el otoño y las fuerzas de la luz.
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