jueves, 18 de junio de 2015

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Las paredes de esta habitación
se abren y cierran como portales.
Las paredes de esta habitación
están hechas de hojas de árbol.
El otoño se revela
contra las fuerzas de la luz
y me usa como herramienta:
                         
                           soy un instrumento,

pedacitos de cuerpos de muñecas
incrustados sin precisión.
Las paredes de esta habitación
están hechas de hojas de árbol.
No sé qué hacer con todo este naranja.
Estuve pensando algún plan para escapar,
una fuga,
construir puertitas escondidas atrás del montón de hojas
y salir corriendo,
llegar a la cuadra del barrio en donde nací,
volver a hacer todo de vuelta.
Un lugar común: empezar de vuelta.
Una historia común: la de todxs,
la de todas las cosas naranjas del mundo.

En fin, estoy atrapada.
Voy a salir, algún día, lo sé.
Pero que nadie me niegue
que cuando logre escapar y llegue a la ciudad,
todo va a estar enredado en la misma dinámica,
la misma desigualdad.
Las paredes de esta habitación
están hechas de hojas de árbol,
y yo voy a seguir siendo un instrumento,
todxs vamos a seguir siendo un instrumento,
cuerpos hechos con partecitas de muñecas incrustadas,
descoloridas,
noventosas.
Y así todo,
somos felices
tomando una birra con amigxs,
escuchando un nuevo disco,
buscando formas
para desarmar estos sistemas
que se ahogan en su propio barro,
y develar

                   el funcionamiento

de las luchas
entre el otoño y las fuerzas de la luz.


***

La suma de todos los planetas


La suma de todos los planetas
equivale al silencio aplastante
de un pueblo abandonado.
Igual que ahora, en esta casa,
en esta habitación
en donde estamos todos sentados en ronda:
nos miramos a la cara pero no podemos hablar,
no sabemos nuestros nombres,
y si los supiéramos,
no se nos ocurriría qué decirnos.
La tensión que se teje abajo de la piel
como un secreto escrito en papel celofán.
Debatimos sin palabras
cómo poder ser nuestras propias muñecas,
cómo deconstruir todos los preceptos que nos enseñó la escuela,
cómo tatuarnos algún dibujito infantil
con lapicera bic
en nuestro cuerpo de polietileno
y callar para siempre
lo que nunca debería haber sido dicho.



***

domingo, 5 de abril de 2015

(to Keaton)



Jacaranda forests


They do exist jacaranda forests. Hectares and hectares of lilac flowers. Don’t deny it, dad. Scientists announce a possible invasion, each year they discover the birth of a new jacaranda forest.
They expand. Around all the world. Natural phenomenons, dad, I just want to fill my life with little lilac flowers. Do you imagine a forest like that in the Arctic? Geologists will be hallucinated. I'll go live there, in a little house made of light blue porcelain, next to some radiobeacon. I will be so happy, dad. Don’t be afraid, among all the possible catastrophes, a jacaranda invasion cannot be that bad; anyway, when we get suffocated by the flowers on the lung we will be no longer aware.


***

(to Keaton)



166 MEGAPIXEL FIRE


◕ a girl on fire 
hugging her knees 
in the center of the kitchen 

I wake up at four in the morning
 because of a nightmare 
in which my sister 
sitting on an old white porcelain tub
 in a bath of high walls
 cuts her stomach with an old rusty scissors

◕ a girl on fire 
the pain of the tears cutting my cheeks 
pulls me out of the dream 
I sit on the bed and watch my house: 
this silence is life bringing me back 

I hear noises downstairs 
I slip on tiptoe 
and get through the stairs:
in the center of the kitchen there is a girl on fire 
         tha  t is    ali  ve

◕ a girl on fire 
the orange light lights up the walls
the same light that protects her from the fire
her skin is as smooth and healthy as mine
but she doesn't look at me
she doesn't look at anybody
she doesn't look at anything

◕ a girl on fire 
suddenly I’m four years old again
the picture of a happy family playing on the backyard,
mom and dad drinking mate,
us painting in the concrete walls
Córdoba burns us with heat

◕ a girl on fire 
hugging her knees
in the center of the kitchen
I hug my knees and think about a metallic planet,
I’m on fire in the kitchen floor:
it is my own strength
that comes to remind me that it never left


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sábado, 14 de marzo de 2015

Bosques de jacarandás


Sí existen los bosques de jacarandás. Hectáreas y hectáreas de flores lilas. No me digas que no, papá. Los científicos anuncian una posible invasión, cada año descubren el nacimiento de un nuevo bosque de jacarandás. 

Se expanden. Por todo el mundo. Fenómenos naturales, papá, yo solo quiero llenar  mi vida de florcitas lilas. ¿Te imaginás un bosque así en el Ártico? Los geólogos van a estar alucinados. Me voy a ir a vivir allá, a una casita de porcelana celeste, al lado de algún radiofaro. Voy a ser tan feliz, papá. No tengas miedo, de todas las catástrofes posibles, una invasión de jacarandás no puede ser tan mala; total, cuando nos asfixien las flores en los pulmones ya no vamos a estar conscientes.


***