Diálogo
-Otra vez –me dice.
-Vuelve –le digo.
Aguardo. No.
Lentamente acerca su
mano
y preparo el ayer.
Puede presentirse el
contorno
de una figura
expectante.
Triunfante.
Su fantasma retorna
en pesares agudos,
me desvela e intuye
la melodía última
en un día tan
inmóvil.
Acá cerca, alrededor,
todo parece dormir.
Cae sobre mí un manto
estrellado
mientras el miedo
crispa el líquido
que al viento solía
mojar.
Nuevamente llueve y
me mira.
Pareciera flotar,
pareciera limitar los
cuerpos.
-Tienes la pausa en
tus manos –musita.
-Vuelve –le digo.
-Vuelve –me dice.
Supe alguna vez
sepultar las aves muertas
y los minutos
enterrar.
Supe cantar la voz
muda.
Así todo, hoy, sólo
miro.
-Piensa en el árbol.
Él te espera –
-No lo siento llegar
–lamenté.
-Cierra los ojos. Él
te mira –