miércoles, 15 de mayo de 2013

Fragmentación de lo todonada


Decido c r u z a r el humo:
lo tomo con las manos:
se hace fuego y me esparce.


Caigo como si escapara de algún sueño:
y b r o t o .
Se abre un pozo:
la tierra c o n t r a s t e :
y el verde.
El césped:
saca el conejo.


Corro, como si persiguiera la estela
de segundos jamás contables,
j a m á s finitos
que es mi autoconciencia.


Y destierro las raíces de alguna
puerta autónoma y matices dulces:
entre piedras:
y puntas:
y f i l o s .


Si avanzo hacia atrás no avanzo:
se avanza:
avalancha: la soledad del hueco del pecho:
d e l alma:
d e l cuerpo:
d e l dilema:
d e l balcón y la ciudad:
d e l estado mental.


Siento el nudo (el centro del nudo).
Los cables abrochando mi cabeza.
Puedo no ahogarme por un segundo,
y respirar en la superficie del agua,
de lo turbio.
Vuelvo a las profundidades,
donde los c a b l e s juegan a entrelazarse.


Escupo la moral: la piso: la odio.
La tengo: la escapo: la tengo.
La parto: la tengo.
La alejo: sigo t e n iéndola.


Pero c r u c é el humo.
Y si el agua pudiera quebrarse
porque estoy sitiada de mí  y, mientras tanto.


Si lo que debe comprenderse es lo azul:
lo beso y lo abrazo y lo tengo.
Aún insisto en la vida del reír los libros:
d e l r      eír el viento.


Pero:
siempre hay un costado en las cosas.
Aunque p e r o,
las esquinas del arte:
puede la euforia robar una gota de cristal rosado.


Si no avanzo, no retrocedo.
Pero, a veces, e n t r e un recibir y emitir expresión:
el cristal rosado.


m n m 

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