Tengo la obsesión de dibujar ojos;
les hago cosas adentro: limones,
gatos,
faroles, un sombrero, ciudades.
Vuelvo a escribir un poema sobre
cucuruchos
y adolescencias. La típica.
y adolescencias. La típica.
Qué es la juventud,
por qué escribo sobre eso,
por qué me da tanto miedo que se
vaya
qué es la juventud
qué es dejar de ser juventud. Si una
parte de mí estuviera en el ’93
lo podría decir mejor. Si mañana
me despertara en
el ‘93
y el año que viene volviera a ser
93
y el otro año, y el siguiente. Y
así.
Pero no se trata de eso. Se trata de fingir que
nunca vamos a ser viejos,
Pero no se trata de eso. Se trata de fingir que
nunca vamos a ser viejos,
de hacernos que comprendemos la
juventud porque
la llevamos al extremo. Eterna y dorada y bla bla bla.
Todos
hacemos lo mismo: dibujamos ojos
raros,
escuchamos música freake, usamos
cucuruchos para
rebelarnos.
Nos hacemos los locos
aunque sólo seguimos la corriente desde
una esquina.
Y por eso lo hacemos. Nadamos
como queremos porque
somos como todos y todos somos lo mismo,
como queremos porque
somos como todos y todos somos lo mismo,
a final nos rebalsa el
agua.
***
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