Todos necesitamos
una descarga eléctrica
de vez en cuando.
Unos buenos 128 voltios
que nos hagan girar la cabeza
y seguir caminando
aún sin ver donde se va
ni donde se llega.
Vinimos para ser
y hacer mugre,
para oler a dolor
y oler el dolor
de los demás.
Mentir,
jugar con palabras
y pudrirnos solos.
Por eso es que necesitamos
terapia de shock.
una descarga eléctrica
de vez en cuando.
Unos buenos 128 voltios
que nos hagan girar la cabeza
y seguir caminando
aún sin ver donde se va
ni donde se llega.
Vinimos para ser
y hacer mugre,
para oler a dolor
y oler el dolor
de los demás.
Mentir,
jugar con palabras
y pudrirnos solos.
Por eso es que necesitamos
terapia de shock.
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