Ahora espera a que caliente la serpentina del lavermín para entrar a bañarse. Una vez que el agua suelta vapor, Leo se desnuda.
A veces el caudal pierde fuerza y el lavermín se enfría. Él cree que depende de su propia concentración, del tiempo exacto que hace falta para bañarse. Todo un arte. Concentrarse, entrar y salir a tiempo.
Cuando logra hacerlo sin que el agua se enfríe por completo, Leo se siente sólido, como al final de un trabajo bien hecho. Es algo que dura solamente un momento pero durante ese instante siente que sirve. También piensa que en esos momentos la suerte lo acompañó.
Piensa ahora "el ángel del agua caliente" y mientras raspa la toalla contra el pecho lo dice:
-El ángel del agua caliente.
Francisco Bitar; Tambor de arranque
Santa Fe
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