Lo extraño de llevar tu sangre
Este es el momento en que mi alma
cae en forma ovalada, cristalina y endeble. Líquida.
Este es el momento en el que
suelto a mi pequeña hija (feto –o pedazo
de carne viva–, incubada en mi útero durante nueve meses y expulsada
entre amor e incertidumbre).
Este es el momento en que pierdo eternamente
lo que algún día fui.
Cuando una tiene columnas en sus
huesos. Aquellos trozos acomodados estructuralmente, en líneas firmes y
prolijas. Color maíz o crema.
Cuando las columnas estallan
luego flotan luego sangran.
Cuando la sangre llora hacia el
centro de mi cuerpo y se disipa paulatinamente a través de mis poros.
Todo este todo es una repetición
que nos-me (nosme) totaliza al punto de la locura. Me totalizo en tu locura y
la locura de perderte
‘aunque sea a-estético |
a-lingüístico’
Fuimos coloquio y voz.
Ahora llueve desde la ventana
para adentro,
y toda la habitación (la
habitación toda) gira y se repite.
Yo repito.
Quiero derramar a gotas el agua
que alimenta mis células,
y quiero dibujar la miel de tus ojos en mi historia
otra vez:
hermana de lo dolido y lo
luchado.
Los bosques se mueven y nunca seremos
tan otras como ahora. Te expulsé de mi vientre entre amor e incertidumbre.
m n m
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