Perpetuación del plagio
Se está más sola –se está más
solo–
cuando la raíz yace quieta a mi lado. Si pienso en el túmulo de la noche del
día, si pienso en la luna que esconde el sol atrás cuando nadie lo ve y puede
gritar en paz. Y puede gritar en paz. En paz.
Si salpico con los ojos la manta
de polvo que cubre la esfera de goma, en el fondo de la parte inferior y
posterior al casco ese que no sé que es. Lo peor es que aunque no sepa qué es
lo que es, no deja de ser. Y eso me perturba. Me extrae con sus trémulas formas
de existencia y me estampa contra la verborragia de la saliva al salir de una
boca, que besa o grita. Y sigue siendo. La estúpida cosa que no sé que es,
sigue siendo.
A pesar de mí. Todo es a pesar de
mí. El pesar que pesa en el fondo de mí. Todo destierro y toda luna es todo
viento expulsado desde los pequeños orificios del piso. Del piso del fondo del
pesar que pesa en mí.
Miro con impaciencia la hermosa
forma de esa esfera de goma. Es tan bella que duele. Es tan loca que duele.
Duele querer estar loca. Duele querer ser bella (yloca). Y así todo no puedo
dejar de mirarla. Es una mezcla de rojo y azul, casi violeta casi púrpura casi
lila. Es una mezcla de rojo y azul.
Siempre lo mismo ahí arriba en mi
cabeza. Te estoy amando ahora.
m n m
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