Cada vez que se acuerda
lo vuelve a pensar
le da vueltas
y lo entiende
lo vuelve a entender
por trigésima vez,
entonces sabe que todo se va transformar
que de repente va a aparecer
en un desierto
en el medio de la arena interminable
y salada donde ahora
se mueve con lentitud.
Retrasado por la somnolencia de la desolación
desolado
desconsolado
se sienta,
de a poco,
y cuando llega al piso
agarra la pala que tiene,
no sabe cómo,
en la mano izquierda
y empieza a cavar los pocitos
miles
y miles
de pozos.
Va a cavar durante lo que él
considera un tiempo infinito,
hasta que se despierte
y vuelva
y vuelva a volver por trigésima vez
sin entender nada de lo que pasa
y se prepare un café y se siente
y mire la ventana.
Toda la casa es otra vez una casa la casa
y él es él, otra vez,
hasta la próxima
hasta que entienda y vuelva a desentender,
porque los duelos son así
no se cierran
y duelen
y duelen
de a ratos.
***
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