jueves, 11 de abril de 2013

Dio a luz


Salgo de adentro mío como expulsada por mano mayor que expulsa con fuerza de expulsión. Salgo y me veo, a mí misma, desde afuera. Me sumerjo en la vorágine de líneas curvas que van y vienen entrelazando miradas desorbitadas. Boca abierta vena en mano.

Salí y pude verlo perfectamente. Porque me gustan los humanos (los humanos no son máquinas). Vi, por vez primera, este espacio negro –a veces vacío–: es hondo y gelatinoso. Frecuentemente entierro mi mano hasta no saber qué es una mano y creo ver sin los ojos.

Cada algunos días (no sé cuáles, no sé cuántos) escucho gritos de niños brotando de mis oídos raídos,

llantos desesperados y sin escrúpulos:
                                                                             
                                                            ellos también salieron recién, y se ven desde afuera. 



m n m 

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