Talón piso taco asfalto fuerza de
gravedad, ruido paso. La pierna se adelanta a la otra, luchan van vienen gana
logra pasa se adelanta: otro paso. Otro talón otro piso otro taco otro asfalto.
Es tan fácil oírlo como no oírlo.
Las pisadas se pierden en el
ruido del viento que surge de la nada en el aire helado, y atraviesa todo ser y
toda materia y toda vida.
Viento: hermosa muerte torrentosa
que anhelo desde siempre.
Siento paisaje urbano surgiendo
de mi piel y hablando a gritos a través de estos poros que lo expulsan con
agresividad. Entonces arranco mi piel a pedazos mientras las palabras sangran
en mi boca. Abajo la carne escupe ese líquido exquisito y absorbe la urbanidad
del humano errante. De humano mata humano.
Dos rostros emergen de las venas
de mis manos y me miran. Me miran me miran me miran y gritan. Luego abren
extremadamente grande sus ojos espantosos que parecen comerme. Desaparecen. Se
van y me dejan en carne viva, manando sangre, manando rostros, manando
urbanidad.
Llegó el viento, tan feroz como
lo es allá afuera.
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