miércoles, 10 de abril de 2013

Si el soplo fuera hacia adentro


Yo nada.
Hoy me miré en el espejo –él hablaba mientras yo lo miraba–. Miré el espejo.
El vaso en el centro del hierro de la mesa que tiene una luz azul por dentro, (sin ser por fuera), y me tiene a mí cuadrada para redonda.
Pero el espejo quería mirarse y antes de cambiar de lugar, (yo espejo-él trozo de carne), me dijo que sería algo tan verde que hasta podría volverse amarillo. Mientras, yo nada. La nada y yo en la mesa (tan cuadrada y redonda).

Entré al espacio tajante sin sangrar y caí por el abismo. Un abismo tan interminable como el vacío (o la nada), hasta que una mano me detuvo. La mano de un tubo me detuvo.
Figura de carne rosada con cinco puntas: campo semántico de interpretaciones oblicuas en el centro del nudo del desorden mental.

Caí y me sumergí en una laguna mucosa de espectros negros y le dije:
¿te conté que me tomé un té con té?

Hoy el espejo se miró en una persona –ella hablaba mientras él la miraba–. Miró la persona (yo té conté).



m n m 

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