Yo
nada.
Hoy me miré en el
espejo –él hablaba mientras yo lo miraba–. Miré el espejo.
El vaso en el centro
del hierro de la mesa que tiene una luz azul por dentro, (sin ser por fuera), y
me tiene a mí cuadrada para redonda.
Pero el espejo quería
mirarse y antes de cambiar de lugar, (yo espejo-él trozo de carne), me dijo que
sería algo tan verde que hasta podría volverse amarillo. Mientras, yo nada. La
nada y yo en la mesa (tan cuadrada y redonda).
Entré al espacio
tajante sin sangrar y caí por el abismo. Un abismo tan interminable como el
vacío (o la nada), hasta que una mano me detuvo. La mano de un tubo me detuvo.
Figura de carne rosada
con cinco puntas: campo semántico de
interpretaciones oblicuas en el centro del nudo del desorden mental.
Caí y me sumergí en una
laguna mucosa de espectros negros y le dije:
¿te
conté que me tomé un té con té?
Hoy el espejo se miró
en una persona –ella hablaba mientras él la miraba–. Miró la persona (yo té
conté).
m n m
No hay comentarios:
Publicar un comentario